viernes, enero 5

LA VOZ
Es difícil hablar de los amigos porque somos tan parciales que podría decirse que nos ciega el cariño cuando resaltamos sus cualidades y nos parece que todo lo que hacen es siempre estupendo. Así, podría decir mil cosas sobre Andrés. Algunas forman parte de la vida colectiva de mucha gente, como su voz es ya patrimonio de un tiempo y de un país. Pero al margen de la imagen pública, para mí es alguien muy especial. No sólo porque hemos compartido muchas risas y nos hemos ayudado en algún que otro momento malo -ya se sabe, un poco de todo como siempre tiene la vida-, sino porque Andrés es la persona que confió en mí, la que siempre me animó a escribir las cuatro cosas que tengo y a la que le debo esa primera puerta abierta que franquea el umbral del teclear anónimo para exhibirse impúdicamente a ojos ajenos. Y que conste ante ciber-notario que estas letras no forman parte de ningún homenaje (que sé que los odia), lo juro, sino que tan sólo forman parte de una deuda de gratitud y cariño.



Hace unos días el gran Pazzos escribía en su blog:

"Con todo lo que me sobra hoy en día de los medios de comunicación: crónicas supuestamente rosas que en realidad son sólo necrofilias carroñeras, karaokes de todo a cien, putas aún más baratas exhibiendo orgullosas los lamparones de sus bragas, tómbolas de madrugada amañadas y presentadas por trileras con escotes de vértigo y piercings en el ombligo, videos de primera con imágenes de tercera que hemos visto ya mil veces hace ya mil años, rememoraciones nostálgicas estúpidamente machaconas como si nuestra memoria histórica se limitara a cuatro fotos fijas, radiopredicadores talibanes que incitan cada mañana a las barricadas al grito de "burgueses del mundo, uníos", pichatristes de fama injustamente obtenida, necios nacionalistas ultradefensores de las esencias de su patria o de sus patrias, voceros acríticos de tal o cual partido, chiquitas de voz melosa que se recrean cada noche con las miserias reales o inventadas de su audiencia, locutores vociferando un gol que parece siempre el mismo gol...
Con todo lo que me sobra y resulta que el que no tiene cabida en este esquema audiovisual es un jovenzuelo al que le quedaba al parecer mucho que aprender (y que enseñar): un tal Andrés Aberasturi, que a su manera, en apariencia mansa, me dio tanto placer de madrugada.
Y es que Andrés, era tan bueno en la cama..."



Y como "la voz" es "la voz", os cuelgo la entrevista que el pasado sábado, Pepa Fernández le hizo en su programa "No es un día cualquiera" en el que Andrés se despedía como colaborador (y con esto ya me mata del todo).