Desde el fin de la tierra, guardo espejos, guadañas en flor. Soy yo frente a mí misma, una vez más recontándome. Después de todo dicen que lo importante es el viaje, andarnos. Hoy soy mi propia ruta, mis fuentes arropándome y soy el no-vuelo de la gaviota que grita cuando amanece con alma de gato en la garganta. Volaré. Volaremos. Porque nunca nada acaba.